Hoy como todos los jueves comparto con ustedes el artículo de Susi Grau de Inspírate y cambia tu vida que nos trae para aprender y ser mejores niñeras.
Espero les guste y les dejo para que empiecen a leerlo.
Una niñera en casa
Para una madre,
dejar a su hijo con una persona desconocida, es difícil.
Lo es incluso, si
es conocida: la abuela, o la tía o una prima.
Porque a una madre
le parece que sí está con el hijo, ocurra lo que ocurra podrá resolver la
situación, podrá salvarlo a él.
Pero para la
niñera, es igualmente difícil.
Porque la
responsabilidad es muy grande, enorme. Queda en sus manos la integridad del
niño, tanto la física como la emocional.
Si ocurre alguna
cosa complicada o peligrosa ¿sabrá actuar de la mejor manera? ¿Sabrá
resolverlo? ¿Sabrá salvar al niño?
Así que ambas, la
madre y la niñera, se lo han tenido que pensar muy bien antes de acometer esa
decisión.
Cuando una niñera
entra en casa, todo cambia. La familia entera se ha de adaptar a esta
situación.
La niñera toma
decisiones respecto de los niños, tiene capacidad para ello que se la otorgan
los padres. Pero no lo puede decidir a su aire, sino siguiendo las normas de
esos padres, a la manera de esos padres.
Esto plantea
dificultades ¿por qué dónde están los límites?
Estos límites se
han de acordar. A veces, explícitamente pero otras, sin abrir la boca.
Muchos padres que
contratan niñeras, aman profundamente a sus hijos y quieren lo mejor para
ellos. A pesar de la niñera, dedican tiempo a compartir con ellos, vivencias,
experiencias. A esos niños no les falta ni cariño ni modelos a seguir. En estos
casos, el trabajo de la niñera es más llevadero porque no ha de suplir carencias
emocionales, los niños no van a empezar a quererla demasiado.
Su trabajo es
cuidarlos mientras no están disponibles los padres. Educarlos en su ausencia en
los valores que consideran los padres. Puede añadir, eso sí, sus propios
valores. Sobre todo porque los propios valores van con nosotros, se manifiestan
sin ni siquiera darnos cuenta. Por ejemplo, la sinceridad, la lealtad, saber
darle la vuelta a las cosas…
Pero hay otras
veces, que los papás que contratan niñeras, a pesar de amar a sus hijos, tienen
muchas carencias emocionales, o demasiado trabajo y las prioridades poco
claras. Estos papás delegan sus funciones en la niñera, pero a la vez, temen
que ella les quite el puesto de padres. Por eso son controladores, rígidos,
incluso antipáticos.
En estos casos la
niñera tiene que tener cuidado (y mucho más trabajo) para marcar sus límites.
Tiene que amar a esos niños, pero no amarlos por sus padres. Tiene que saber retirarse en ciertos momentos, tanto
física como emocionalmente. Debe dejar espacio para que los niños reclaman la
atención (y el amor) a sus papás. Debe hacerse la tonta en ciertos momentos para que a los padres no les quede otra
que ocuparse de sus hijos (emocionalmente).
En cualquier caso,
la niñera debe saber hacer valer su autoridad (que le han dado los padres),
tanto ante los niños como ante los propios padres. Si se han portado mal y por
ejemplo, ha retirado el privilegio de ver en la televisión su serie favorita,
ese día, no puede venir la mamá o el papá y encender el aparato y que sus hijos
vean la serie.
Es decir, pueden
venir y hacerlo, pero entonces la niñera tiene que pedirles hablar a solas, en
ese momento, y hacerles ver que están perjudicando esa labor de cuidar mientras
ellos no están.
Casi todos los
padres son razonables, de manera que va a generarse entendimiento. Y si por
desgracia estamos con unos padres poco razonables, entonces hay que probar
diferentes estrategias y si no funcionan, pues plantearse dejar a esa familia.
Salvo que paguen tan pero tan bien, que te quedes para ahorrar y cumplir alguno
de tus sueños.
La niñera
profesional sabe cuál es su misión con mucha claridad: cuidar de unos niños en
ausencia de sus papás, con la misma eficacia (o más) que ellos, pero sin
suplantarlos, dándoles el afecto de niñera,
no de madre.
Por eso, hay temas
de los que la niñera no puede hablar porque es atribución de los padres (la
sexualidad, la religión…) puede dar su opinión pero cuidando de que los niños
tengan ganas de preguntar a los padres. Y debe alertar a los padres sobre esas
inquietudes en los niños para que puedan atenderlas.
Más adelante
hablaré sobre las emociones propias de la niñera que debe aprender a gestionar,
pero hoy quedémonos con esto:
La niñera debe
trabajar con sus propias emociones, de forma continuada. Recordarse que no es
la madre, recordarse cuál es su misión. Preguntarse si está poniendo bien los
límites, si está mezclando sus propios sentimientos como si fueran sus hijos,
si está (sin darse cuenta) cayendo en errores educativos o emocionales.
La niñera tiene un
trabajo mucho más pesado que una madre, porque ha de hacer de madre pero sin
serlo. Y hacerlo bien requiere de esfuerzo, de energía, de dedicación.
T R U C O
DISTRAER DEL ENFADO A UN NIÑO
No sirve ni es adecuado en todas
las ocasiones, pero muchas veces sí que funciona. Así que el niño o niña está
disgustado porque está sufriendo una frustración. Por ejemplo quiere algo que
no puede tener en ese momento, o porque no es apropiado. Y llora y muestra el
enfado. Una actitud nuestra favorable es, por un lado decirle que está bien
si está enfadado, pero que no es necesario enfadarse. No importa si lo
entiende bien o no, se lo decimos. Y por otro lado, le preguntamos algo como:
“¿no te gustaría sentirme bien ahora, como cuando estamos jugando en los
columpios?”. Podemos hacer un gesto como si estuviéramos en los columpios.
Vamos guiando al niño para que recuerde las sensaciones tan agradables de
subir y bajar, de la brisa en la cara, de la alegría…va saliendo del enfado y
la frustración y le vamos hablando sobre situaciones que sabemos que le
gustan o le atraen, le vamos guiando hacia sentimientos agradables y
finalmente, sale de ese estado (en pocos minutos) y ya podemos seguir
adelante.
Esto tiene una gran ventaja: ni el
niño ni el adulto necesitan experimentar disgusto, frustración, enfado.
Y se crea una relación intensa y sólida, porque el adulto está
ayudando de verdad al niño a gestionar las emociones. Y el niño lo sabe (si
se lo preguntáramos no sabría responder, pero sí que lo nota).
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Muchas gracias Susi, como siempre sigo aprendiendo en este mundo de ser mejor cada dia como niñera y persona.
Espero que a ustedes tambien les haya ayudado mucho y hayan aprendido como pueden ser mejor cada dia.
Esperamos sus comentarios y tambien pueden pasar a visitar a Susi para aprender más en su página web o Facebook de poder cambiar y ser mejores o simplemente para darle las gracias.
Besos,
Yo nunca me había puesto a pensar en lo delicado que era contar con una niñera a fin a los valores de los papás, yo actualmente no cuento con niñera pero la verdad si me gustaría, y no porque no tenga tiempo para mis hijas, claro que si!, pero creo que de alguna manera es sano que también ellas convivan con otra persona para sus deberes y así cuando estén conmigo la convivencia va a otro tenor, pero si creo importante contar con alguien con valores y sobretodo estar segura de que es buena persona. Me parece genial la labor que están haciendo Patty y Susi al ayudar a las Nannys a que tengan mas formas de contribuir a la crianza de los niños... les mando un fuerte abrazo!
ResponderBorrarGracias Gaby por visitarnos por aqui, si realmente como dices es muy delicado contar con una niñera y serlo tambien, como dice Susi en su artículo, debemos ser profesionales dándoles afectos, valores pero sin suplantar a su madre.
ResponderBorrarLo que dices acerca que si tienes alguna ayuda con tus niñas es cierto, pero tambien debes cuidar mucho la parte de los valores como dices de esta niñera. Te mando un fuerte abrazo.