Conoce a Susi Grau

08 julio 2016



PARA QUE ME CONOZCAS

Hoy comenzamos con una colaboradora cinco estrella que estará aquí colaborando cada jueves, esa es la idea si no hay ningún contratiempo como el de ayer, ya que estuve muy ocupada, pero bueno aqui esta hoy presentado a esta gran mujer que es una psicóloga clínica, con casi 40 años de experiencia.

Sin mas que decir les dejo con ella para que la conozcan y vean al final cuáles serán la serie de artículos que iremos publicando.Adelante Susi estas en tu casa.


Patricia Cruz ha tenido la idea genial de crear un blog para compartir experiencia con niños, especialmente para niñeras pero también para otras mujeres que cuiden niños por otras razones (por ejemplo abuelas que quieran hacerlo diferente o mejor…)


Surgió la colaboración entre ambas, y este es el primer artículo para este blog.

He considerado que es apropiado presentarme para que las lectoras sepan algo de mí y podamos acercarnos, porque será muy lindo llegar a compartir conocimiento y dudas.

Soy Susi Grau, psicóloga clínica con muchos años de experiencia (casi cuarenta) como psicoterapeuta.

Cuando murió mi padre yo tenía diecisiete años y ese año iba a entrar en la universidad de Barcelona (porque he nacido ahí, en España). Tuve que buscar un trabajo para financiar mis estudios y como siempre se me habían dado muy bien los niños, lo busqué como canguro. En aquella época y en mi país a hacer de niñera se le llamaba hacer de canguro (no me preguntes por qué, pero era así).


Enseguida encontré varias familias para trabajar y durante un año así lo hice. Más tarde, ya me quedé con una sola familia que tenía cuatro hijos (de ocho, seis, cuatro y dos años de edad) y trabajé con ella durante dos años.


Yo era muy joven y además tenía cara de niña, pero en cuanto veían como me respetaban los niños, confiaban en mí plenamente.


Tuve la fortuna de tener una madre maravillosa, que me educó desde la libertad y el respeto. Jamás me pegó ni me castigó. Me ayudaba poco a poco a portarme bien y a tomar buenas decisiones. Recuerdo que me contaba que teniendo yo tres añitos, quería imitarla y sacar el polvo de la casa. Pero se ve que no lo hacía bien o que no se me notaban muchas ganas de hacerlo bien. Y me dijo: hija, no hace falta que quites el polvo. Así que si quieres hacerlo, lo haces bien. Y si no, pues entonces no lo hagas que para hacer algo mal, no vale la pena hacerlo.


Todo en el trato con los niños lo aprendí de mi mamá. Y se me daba muy bien. También en aquel entonces (después de la muerte de mi padre) teníamos una casita en el campo, en una urbanización de vacaciones. Ahí monté mi primer negocio: durante el verano, daba clases a los niños por la mañana (de matemáticas, lenguaje, etc.) y por la tarde, a los mismos niños, les daba clase de manualidades, pintura, modelado. A finales de agosto, que ya se terminaban las vacaciones, hacíamos una fiesta de despedida, una merienda con chocolate y pasteles (que hacían las madres), donde exponíamos todos los trabajos manuales que habíamos hecho, creábamos nuestras propias medallas y premios, construíamos un podio y todos los niños –todos- tenían su premio: a la mejor pintura, al trabajo más original, al más simpático, al más raro…etc. Quedábamos satisfechos y felices. Lo hice durante dos o tres veranos y venían casi todos los niños de la urbanización (unos quince niños de todas las edades). Sus padres estaban encantados porque sus hijos se pasaban el día en nuestra casa, aprendiendo, felices y les daban la vara todo el día con  “dice Susi que…”. Fue una experiencia muy bonita, donde enseñé mucho pero también aprendí mucho. Y claro: con la inmejorable ayuda de mami para guiar los comportamientos de los niños en casa….


Fui terminando mi carrera y una vez licenciada, comencé mi trabajo profesional atendiendo a niños. En aquellos años todavía no se había creado la figura de psicóloga escolar (años más tarde, sí). De hecho, mi título reza así “Licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación, rama de Psicología”. De modo que comencé a atender a niños a través de alguna escuela. Fueron llegando de a poco y así me daba tiempo de estudiar muy bien el caso, documentarme, y prepararme para hacerlo estupendamente. Empecé a tener éxito, porque los niños mejoraban enseguida y padres y maestras estaban encantados. Recuerdo trabajar codo a codo con las maestras para entender qué le pasaba al niño y como ellas podían ayudarlo desde la clase. Atendí a bastantes niños y niñas durante un montón de años (unos diez aproximadamente) y también aprendí (y me formé especialmente) a atender a los padres, ya que en la mayoría de ocasiones los problemas de comportamiento eran propiciados por las papás –que sin saberlo, lo hacían todo al revés- y se les tenía que explicar y hacer entender que tenían que cambiar su conducta, si querían que sus hijos cambiaran sus conductas.


Más tarde, ya amplié mi campo de acción y comencé a atender adultos y familias (me formé como terapeuta familiar sistémica –escuela de Palo alto (California)- que equivale a un Máster (en aquellos años no se había inventado el concepto todavía) y duró tres años) y gradualmente dejé de atender a niños.


Gustándome tanto los niños os preguntareis cuántos hijos he tenido ¿verdad? Pues no he tenido ninguno, no por dificultades físicas sino por elección. Quería dedicarme a ayudar a cientos de personas (y ha sido así) y no sólo a mis hijos. Porque sabía que si los tenía serían el gran motivo de mi vida y ocuparían todo mi espacio. Tuve la suerte de enamorarme de hombres que tampoco querían tener hijos, de modo que fuimos felices mientras duró la relación. Ahora, ya entrando en la tercera edad, sigo estando satisfecha de mi elección. 

Aunque me he perdido educar íntimamente a niños, he educado a cientos de personas. También tengo que deciros que de haber elegido tener hijos, no habrían sido físicos. Habiendo tantísimos niños viviendo vidas desgraciadas, habría adoptado para salvar alguna de esas vidas. La sangre para mí no es importante porque solo nos hace parientes. La verdadera familia para mí se basa en el respeto, la aceptación, la ayuda y el amor incondicional, y esos valores no proceden únicamente de los parientes (aunque hay muchos que sí, afortunadamente).


A estas alturas del artículo, ya sabéis algo más de mí, y no cosas banales sino elementos esenciales en mi vida. La serie de artículos que iré publicando (si es que os gusta lo que os cuento) versarán sobre cómo aprendemos, cómo modificar las conductas inapropiadas, cómo gestionar las emociones de los niños y las emociones de las niñeras (que tienen que batallar con intensidad emocional y límites muy estrictos) y algunos trucos que funcionan.

Me gustará que comentéis dudas y preguntas, que os iré contestando.

Espero que junto a Patricia hagamos mucho para ayudar a muchos niños y a muchas niñeras. ¡Hasta pronto!

Os dejo una foto actual para que podáis poner cara a estos datos…





Esto es todo por hoy, mil gracias Susi Grau, por tu colaboración, me encanto tu historia, sobre todo porque siempre has tenido el don con los niños, te esperamos el próximo jueves con el siguiente artículo.

Pueden visitarla en Facebook y su página web

Un beso,

3 comentarios :

  1. Gracias Patricia me va a encantar compartir conocimiento con todas! !!!

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  2. Gracias Patricia me va a encantar compartir conocimiento con todas! !!!

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