Hoy como todos los jueves, estará con nosotros Susi Grau nuestra psicóloga clínica, compartiendo artículos de valor para ayudarnos a ser mejores niñeras y ayudar en el crecimiento de los niños y reforzar otros aspectos.
Si aún no la conoces pasa por aqui antes para conocerla mejor. Ahora te dejo con el articulo Las hadas del aprendizaje.
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Aprender es lo que
hacemos constantemente desde que nacemos.
El aprendizaje
ocurre de una determinada manera, siempre.
No es casual o por
azar sino que sigue un proceso neurológico claro.
Saber y conocer cómo ocurre este proceso de aprender nos abre un horizonte muy amplio para poder ayudar a nuestros niños en
su camino de desarrollo.
Y claro, ¡también
nos sirve a nosotras!
Porque convivir con
niños crea una situación de constante aprendizaje por nuestra parte: por un
lado aprender en cada momento de evolución del niño, a ajustar nuestro
comportamiento a sus nuevas habilidades. Por otro lado, si estamos atentas, su
inocencia y naturalidad nos recuerdan lo verdaderamente importante de la vida.
Gozar del momento presente, concentrarse absolutamente en lo que están
haciendo, ser inmunes a temores y preocupaciones (esto es ¡tan “adulto”!),
decir la verdad de lo que sienten…Los niños son los grandes sabios en tamaño
pequeño…
Hoy quiero hablaros
sobre los tres elementos básicos que se necesitan para que ocurra un
aprendizaje. Son: la Motivación, el
Refuerzo y la Consistencia.
Si no hay un
estímulo que nos mueva hacia algo,
nos quedamos sentados. Por ejemplo: estás viendo una película en la televisión
que capta tu atención, estás concentrada en lo que pasa. Sientes algo de hambre
pero no te quieres perder ni un minuto de la historia para ir a prepararte algo
de comer. Te quedas sentada viendo tu película. La motivación para ir a
comer es mucho menor que la motivación para saber cómo acaba la historia que
estás viendo.
Ahora imaginemos
que el hambre es muy grande porque hoy no te dio tiempo a almorzar como es
debido, solo comiste un poco de pan con algo. Ahora es de noche y aunque la
película te interesa mucho, tienes tanta hambre que no puedes concentrarte en la película. Así que te levantas y corres a la
cocina y en un momento te preparas algo y vuelves a tu película(aunque te hayas
perdido algunas escenas). La motivación para comer es mucho más alta que la
motivación para saber qué va pasando en la película.
Muchísimas veces el
niño no aprende porque no somos capaces de activar
su motivación. Y si no siente ganas de aprender/hacer algo en concreto,
pues no lo aprenderá. Incluso puede hacer los gestos o acciones que tocan para
aprender algo, pero no los interioriza, no los añade a sus habilidades. Por
ejemplo: aprender a cepillarse los dientes. El hecho de mantener la higiene
bucal para el niño no tiene ningún sentido (no lo comprende aún). Obligarlo,
provoca rechazo en él y ganas de evadir estos gestos. Así que la mejor manera
de enseñarle esto es… ¡Descubrir una motivación que le sirva a él!
Para saber la motivación que funciona para alguien, hay que conocer a este alguien. Así que hemos de observar al niño
para conocer qué es lo que a él le mueve y lo que no. Por ejemplo, si le gustan
los sabores diferentes podemos probar distintos sabores de la pasta de dientes
y que elija con cuál puede cepillarse. Si le motivan los retos, podemos retarle
a que se cepille más rápido (que tú), o incentivarlo subiéndolo a un taburete y
que mire al espejo, se fije en la espumita de la pasta de dientes. Podemos
cantar una canción que le guste mientras se cepilla los dientes y si para,
detenemos la canción…La imaginación es infinita…
Cuándo sabemos
observar y entonces podemos descubrir los estímulos que funcionan para cada
niño, podemos usarlos para guiar su motivación, su capacidad de moverse para
aprender. Pero no es suficiente. Con la motivación no se completa el
aprendizaje. Hacen falta más cositas. Ahora hablemos del Refuerzo.
Si no obtenemos
algo por la acción que hacemos, la motivación se diluye y dejamos de hacer ese
comportamiento. El refuerzo y la motivación van unidos. En el caso del
cepillado de dientes, el refuerzo puede ser, el propio sabor de la pasta de
dientes, el ser más rápido, escuchar la canción que le gusta… Estos son los
reforzadores primarios, aquello que de
inmediato obtienes por hacer algo.
Más adelante, en otro artículo hablaré más sobre cómo usar programas de
reforzamiento para modificar conductas, pero hoy nos quedaremos con esto.
Para motivar a
aprender, con el refuerzo primario tampoco es bastante. Tenemos que irlo
asociando a un tipo de reforzador generalizado, uno que sirva siempre y para
todo. ¿Os imagináis cuál puede ser?
Pues… ¡la atención!
Sí, tener la
atención de alguien es lo que con más fuerza nos ayuda a aprender. Así que a la
vez que vamos motivando con el refuerzo primario, vamos a asociarlo con nuestra
atención. Por ejemplo: “qué contenta
estoy de que aprendas tan rápido a cepillarte los dientes”, “qué bien que lo haces”, y se lo decimos mirándolo a los ojos y que él nos mire
mientras lo decimos. Y claro, aprovechamos y sonreímos y le damos un pequeño
toque de cariño en el hombro, o un suave besito en la mejilla.
Poder usar la
atención que le prestas al niño para ayudarlo a aprender, es maravilloso ¿no
crees?
El último concepto
de hoy es la Consistencia.
Sin darnos cuenta,
muchas veces estamos diciéndole al niño
cosas contrarias, opuestas. A veces les dejamos saltar sobre la cama y
jugar con los almohadones, y otras veces les reñimos por estar haciendo lo
mismo que otras veces les permitimos. Esa contradicción interfiere en el
aprendizaje porque confunde al niño ¿cuándo hacer algo y cuándo no?.
De manera que hemos de ser conscientes de las
consecuencias que tienen para el niño las cosas que permitimos. Hemos de pensar
más sobre ello, en lugar de dejarnos llevar por los sentimientos del momento.
Por ejemplo, hemos pasado una tarde estupenda y creemos que no pasa nada porque
hoy jueguen encima de
la cama, salten y tiren por el aire las almohadas. Pero sí que pasa. Porque
ellos lo querrán repetir y puede que lo hagan en un momento que entonces,
consideraremos inapropiado, inoportuno, incorrecto.
Cuando somos
consistentes, es decir, cuando hay
coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos y esta coherencia se
mantiene, ayudamos a que los niños aprendan mejor y más rápidamente.
Seguro que después
de leer todo esto te das cuenta de que estar con niños nos obliga a
replantearnos muchas cosas de nuestro
propio comportamiento. Pues sí. Una buena niñera (y educadora) es aquella
que sabe que no lo sabe todo y está
dispuesta también a aprender junto con su niño.
Ya sabéis, si os
gusta compartid y haced comentarios que gustosamente los respondo.
TRUCO
LA ILUSIÓN DE ALTERNATIVAS
Muchas veces la manera cómo
hablamos, provoca respuestas que no buscamos.
Por ejemplo: quieres hacer el favor de dejar eso ahora mismo… y el niño dice
que no, y no lo deja. Esta formulación de cortesía (quieres hacer el favor)
todavía no la entiende el niño pequeño y responde con sinceridad: no quiero
hacer el favor. Y esto nos fastidia ¡mucho!
La Ilusión de alternativas significa formular la cuestión de manera
que el niño vea que tiene la opción de elegir por él mismo.
Por ejemplo: queremos que tome
fruta, pero no nos importa qué fruta tome. De modo que si le preguntamos
¿quieres melocotón o yogur (que también le gusta)? Es fácil que responda
“yogur” y ya nos ha fastidiado el plan de tomar fruta.
Pero si elegimos la ilusión de
alternativas, entonces le preguntaremos ¿qué
prefieres, melocotón o plátano? De esta forma el niño elige entre ambas
frutas, pero sea la que sea la que elija está haciendo lo que nosotros
consideramos mejor.
Y si es yogur lo que queremos que
tome, hemos de formularlo ¿qué
prefieres yogur de fresitas o natural?
Cuando aprendemos a usar esta
técnica, pasa lo siguiente:
Nos comunicamos mejor, mejora nuestra relación con el niño, le ayudamos
a que vaya practicando con la decisión.
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Espero haya sido de ayuda, esperamos tus inquietudes así como tus comentarios. Si deseas conocer mejor a Susi, pasa por su Facebook o su página web, de paso dale las gracias por este aprendizaje que tuvimos el dia de hoy. Muchas gracias Susi por tu aportación!
Hasta la próxima entrada.
Besos,
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