No te vuelvas soberbio

29 septiembre 2016




No-soberbio

Bueno despues de unos días de vacaciones, estamos de vuelta con Susi Grau.

Les cuento que este es nuestro último post de este mes de Septiembre y Susi ha sido generosa que nos ha dado un regalito, pero será para todas las que se han suscrito al nanyletter, así que si no lo has hecho puedes todavía hacerlo, además recibirás novedades exclusivas para ti.

Por ahora te dejo con el artículo y que lo disfrutes y espero sea de ayuda como siempre.



No te vuelvas soberbio





Existe una creencia muy extendida de que alentar a los niños y decirles las cosas buenas que hacen, es perjudicial. Que de esta manera el niño o la niña, se duerme en los laureles y no progresa.

Esto viene de creencias ya muy superadas, como “la letra con sangre entra”, “lo que no cuesta esfuerzo no tiene valor”, y otras similares.

Sin embargo, con lo que sabemos del funcionamiento de la mente, seguir esta creencia de exigir siempre más al niño y dejar de valorar sus logros, lo que conseguimos es justo lo contrario.

Vamos a ver qué sabemos de la mente:

La mente no entiende de lo que uno quiere de lo que uno teme. La mente no entiende si deseas mucho ganar ese partido o si temes los golpes de los jugadores contrarios. La mente ni piensa ni siente. Los únicos que pensamos y sentimos somos las personas, no nuestra mente.

Pero la mente sí que distingue algo: distingue Intensidad Emocional. Las emociones negativas, los temores, generan de por sí, muchísima intensidad emocional. Las emociones positivas generan intensidad emocional, pero en menor medida. Para que sea una intensidad alta, es necesario insistir, repetir, estas emociones positivas.


Otra de las características de la mente es que funciona por Focos, por centros de atención. ¿No te ha pasado que cuándo una amiga o familiar a quien aprecias mucho, se queda embarazada y te hace mucha ilusión, empiezas a ver embarazadas por todas partes? Eso es porque la intensidad emocional de tu ilusión es alta y la mente lo recibe como foco, de tal modo que escanea de todos los estímulos que recibes de tu entorno, aquellos que están relacionados con tu foco. En este ejemplo, las mujeres embarazadas, los cochecitos, los anuncios de pañales, etc.


También la mente hace lo siguiente: aquello a lo que prestas atención, lo hace crecer. Aquello a lo que le quitas atención, lo debilita.


Si todo el rato piensas en lo bien que te lo vas a pasar en la fiesta, ya la estás disfrutando en ese mismo momento y en la propia fiesta vas a estar muy dispuesta a gozar. Pero si estás pensando todo el rato en pegas: que si no sé de qué hablar, no tengo nada que ponerme, me da corte (vergüenza)…ya estás fastidiándote la fiesta antes de empezar y en la propia fiesta no vas a ver nada más las mismas pegas en las que has estado fijándote.


Así que:


Intensidad Emocional + Foco + Atención= Motivación


Una crítica, una desvalorización tienen una intensidad emocional alta porque hacen daño.

El foco en que lo has de hacer mejor que esta vez, en realidad te enfoca en que lo has hecho peor.

La atención puesta en que no has conseguido satisfacer a los mayores hace sentir al niño que no es lo bastante bueno.

De manera que cuando un adulto dice: podías haberlo hecho mucho mejor si hubieras trabajado más en ello, lo que causa es no activar la motivación para que el niño se supere sino:

Intensidad emocional negativa= alta, le hace daño

Foco= lo has hecho mal

Atención= me has defraudado --> más intensidad emocional negativa


La intensidad emocional negativa del foco en hacerlo mal es muy alta y la atención está en defraudar al adulto. Así que el niño solo se fijará en hacerlo mal y en defraudar y lo que conseguirá es… más de lo mismo.

Veamos ahora si usamos alentar al niño qué es lo que pasa:


Lo has hecho bien, has trabajado en ello. Me gusta. ¿Qué te parece si para la próxima vez trabajas aún más? Entonces puedes sacar un resultado mejor ¿verdad? ¿Te gustaría sacar un resultado aún mejor? Pues venga, para la próxima vez ¡a trabajar más para sacarlo mejor!


Intensidad emocional alta= el niño se siente valorado y amado. Es intensidad emocional positiva.

Foco= lo has hecho bien, has trabajado.

Atención= me gusta, me complace, estoy contento. El niño siente que es lo bastante bueno.

Este planteamiento de alentar al niño consigue activar su motivación, le entran ganas de hacerlo mejor porque ya lo ha hecho bien. Se siente reconocido y valorado y eso es una de las cosas más motivadoras.

Decirle a los niños lo que hacen bien, les ayuda a comprender la diferencia de sus actos. Les guía, porque saben cómo conseguir hacerlo bien. Les motiva, porque están satisfaciendo al adulto y éste les da su atención y también su aprobación. Esto hace que aumente la probabilidad (el reforzador) de que repita esa acción, ese comportamiento.

Decirles a los niños cómo deben de hacerlo para hacerlo bien, les ayuda a aprender los pasos necesarios, las formas requeridas para hacer algo bien.

Podemos ayudar a los niños a crecer y a desarrollarse si somos capaces de aplicar el conocimiento sobre la mente y las emociones, en nuestro trato y en nuestra comunicación con ellos.


Por supuesto: esto vale igualmente para los adultos. Cuándo alguien nos dice que está contento con nuestro desempeño, que lo estamos haciendo bien, nos entran ganas de seguir haciéndolo bien, de hacerlo incluso mejor. Porque también está funcionando el mismo mecanismo: intensidad + foco + atención=motivación.

Úsalo también en ti: reconoce cuando lo haces bien y aliéntate a hacerlo mejor. Eso te ayudará a mejorarte.



Truco-cuento

TRUCO

¡AY! QUÉ CUENTOS TAN MALOS

Los cuentos son herramientas muy útiles para los niños. Con ellos aprenden un montón de cosas.

Pero hay un problema: según qué cuentos estemos contando, también estamos transmitiendo una serie de creencias que tal vez ya estén obsoletas o incluso sean muy injustas.

Los cuentos clásicos tienen este defecto. Plantean modelos de hombre y de mujer antiguos. La mujer necesita ser rescatada por el hombre, y éste tiene que ser un héroe, por ejemplo.

Antes de contar un cuento, léelo primero. Si ya lo conoces, plantéate preguntas:

¿Qué valores transmite?

¿Son creencias que quiero inculcar en mis niños?

Piensa en Caperucita Roja, o en la Cenicienta…
Busca otros cuentos modernos dónde se transmitan nuevas creencias, más justas.

Bueno, y si tú crees que esas creencias que yo llamo anticuadas, son válidas para ti, entonces ¡sigue con lo que tú crees y no me hagas ni caso!


Excelente artículo espero sea de ayuda para ti,  puedes pasar agradeciendo a Susi por su página web o su facebook.

También te recuerdo que si quieres recibir el regalito que Susi Grau no has preparado con mucho cariño, puedes suscribirte a la nanyletter y tambien recibirás novedades exclusivas por pertenecer a la zona VIP.

Espero como siempre tus comentarios, cualquier consulta o duda puedes escribirme al correo nanycreativa1@gmail.com.

Nos vemos en la próxima entrada.

Besos,





2 comentarios :

  1. Totalmente de acuerdo, nuestras palabras influyen en los otros más de lo que pensamos. Si además son niños, su dependencia de nuestra aprobación puede ser absoluta. Es importante mantener la motivación de los niños y animarlos a conseguir nuevas metas cada día. Por lo demás, Paty, muchas felicidades por el blog, me ha encantado. Un beso enorme.

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    1. Muchas gracias Rosa por pasarte y tomarte tu tiempo. Si muy de acuerdo las palabras que podemos decir a los niños algunas veces con ligereza pueden influir.
      Un beso y abrazo.

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