¿Por qué no habla?

27 abril 2017




Pronto este mes finaliza, he sentido que los meses han pasado muy rápido, ¿ustedes han sentido lo mismo?. Ya estamos entrando prácticamente a medio año y siento que todo va de prisa.

Bueno, hoy vengo con un artículo super interesante tanto para madres, para educadores y niñeras, de la mano de nuestra amiga y colaboradora Susi Grau.

Es un tema que nos interesa a todos, sobre todo porque es parte del desarrollo de los niños, en cual un niño aún no pronuncia palabra y nos preguntamos ¿Por qué no habla?.



Está claro que el tema del lenguaje, del habla y del desarrollo cognitivo (necesario para que se den estos procesos) es extenso y complejo.

Cuando en los primeros años de mi práctica profesional me dediqué a trabajar con niños pequeños, este tema era uno de los más importantes, uno de los que traía más problemas a los niños y a sus familias. En aquella época no existía la figura del psicólogo escolar (de hecho mi título viene avalado por la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación, sección Psicología, imaginad que ni teníamos una facultad propia) y en cuanto los colegios de los primeros niños que acudieron a mi consulta empezaron a ver resultados, fue una avalancha: me enviaron al menos al cincuenta por ciento de los alumnos de una clase.

Pues bien, la mitad de ese cincuenta por ciento venía por problemas de lenguaje, más concretamente porque no hablaban.

Niños y niñas entre tres y cuatro años que apenas pronunciaban una palabra, les costaba prestar atención, se movían lentos. La etiqueta que se les ponía era la de “parece tonto/tonta”. Pero no, de eso nada.

El desarrollo cognitivo es la capacidad que posee el cerebro para aprender y se va dando según el avance en el desarrollo biológico del niño. Es decir, que primero tiene que alcanzar ciertos puntos del desarrollo psicomotriz, por ejemplo, antes de poder comprender la relación que existe entre la pieza que es un cuadrado, y el hueco cuadrado donde puede insertarla. Antes ha de desarrollar la capacidad de la prensión fina, del control mano-ojo, etc.

Este desarrollo cognitivo permite que la mente del niño vaya creando representaciones mentales, abstractas, de los aspectos concretos que va experimentando. Aquí juega un papel fundamental la inteligencia, la memoria y el entorno.

En una familia donde apenas se hable directamente al niño, se le cuide perfectamente pero haya la creencia de que no entiende lo que se le dice (que es verdad en parte) y se espere a que sea más mayor para entablar una interacción verbal, ese niño –tenga la inteligencia que tenga y a pesar de tener un desarrollo cognitivo suficiente o incluso notable- va a tener dificultades con el lenguaje y con el habla.

En otra familia donde la creencia sea que el niño aunque no entienda las palabras sí entiende las emociones que se transmiten, y por eso hay que tenerle en cuenta a la hora de interactuar con él en las cuestiones más cotidianas (el cambio de pañal, las tomas de alimento, el baño, los juegos), facilitarán mucho el desarrollo del lenguaje y del habla –independientemente del nivel de desarrollo cognitivo y de la inteligencia- de ese niño.

El habla es la capacidad para articular los sonidos de un lenguaje, es el vehículo de la comunicación. El lenguaje es el conjunto de reglas sociales aceptadas en común. Así las reglas del castellano son diferentes de las reglas del inglés. Podemos hablar un poco de un lenguaje (unas pocas reglas que conocemos) pero no dominar ese lenguaje.

El elemento que sustenta un lenguaje y su habla, es el pensamiento. Éste es la capacidad cognitiva de observar situaciones concretas o abstractas, analizar los diferentes elementos, valorar posibilidades, llegar a conclusiones, tomar decisiones. El pensamiento necesita de la comunicación para poder expresarse a las otras personas. La comunicación es la capacidad de hacernos entender frente a un interlocutor.

De manera que viendo la complejidad que existe tras las palabras y su uso, es natural que ocurran múltiples dificultades en su desarrollo.

El niño necesita de varios años antes de que el pensamiento, el lenguaje, el habla y la comunicación, se desarrollen y le permitan un nivel de dominio de los mismos aceptable.

En esta área específica del lenguaje, el modelado que realizan los adultos es esencial. En otros muchos comportamientos, el modelado (de los padres y otras personas cercanas) también lo es, desde luego, pero como el lenguaje está íntimamente relacionado con el desarrollo cognitivo y la inteligencia; como es el medio para la expresión del pensamiento, lo es todavía más.

La imitación es una de las formas más poderosas del aprendizaje. Así que el niño va a copiar como hablan los adultos que le rodean, y de esta imitación también va a depender la copia del estilo de pensamiento de esos adultos, de su riqueza en vocabulario (o al revés) y en última, del estilo comunicativo que usan en esa familia.



Si a esto añadimos que en la comunicación, el lenguaje verbal ocupa solo el 7% y que el lenguaje no verbal (el tono de voz, la mirada, los gestos, la postura) ocupa el 93% restante, y que este lenguaje no verbal está reflejando principalmente las emociones que están interviniendo en esa interacción, con esas personas, nos damos cuenta de lo importante que es la relación que establecen los diferentes adultos, con ese niño.

Cuando un niño no habla dentro del límite de tiempo aceptable, y no existen dificultades físicas o intelectuales, podemos deducir que la relación con los adultos de su entorno es deficitaria. Esto es, que los adultos no lo han integrado (estamos hablando de los cuatro años aproximados del niño) emocionalmente en la familia, a pesar de que lo cuiden de modo más que suficiente, no lo tratan como un miembro más, se comunican de manera muy escueta –con órdenes principalmente- y no le proporcionan demasiada atención emocional, de sus necesidades, de sus singularidades.

También puede ocurrir que el niño haya aprendido a tener miedo a hablar, por situaciones que haya vivido (un padre, o abuelo violentos; una familia que se chille continuamente, burlas hacia él por no pronunciar bien, etc.) y que no puede contar, ni pedir ayuda (porque aún no tiene consciencia de lo que le pasa, solo lo sufre)

Para que un niño hable, tiene que escuchar hablar, pero no solo a los otros sino que le hablen a él. Ha de comprender con la experiencia la interacción con otra persona, directamente.

Dicho de otra manera, tiene que tener ganas de hablar, de decir cosas, de ser escuchado, de recibir la atención y el amor del Otro.


Cuando os encontréis con un niño que no habla (y no le pase nada más) la solución es hablarle, mucho, a él. La solución es escuchar cualquier pequeño indicio de que tiene ganas de decir algo. Y si sabe comunicarse con gestos y cuatro palabras, dejar de hacer caso a eso y alentarlo a que hable en lugar de gesticular y a que use no solo esa palabra, sino muchas más. Esto se hace hablándole, mucho, a él. Dándole atención, haciéndole sentir que puede comunicarse con nosotras, confiando en él.


Gracias Susi porque muchas padres, seguro les ayudará mucho si tienen niños pequeños y están en esta etapa. 

Ahora pueden poner en práctica que debemos hablarles a los niños para que vayan desarrollando su habla.

Espero hayan disfrutado y de mucha ayuda para todos y espero sus comentarios sobre si les ha pasado o si esta información les ha sido de utilidad. 

Tambien les invito para que visiten a Susi en su Facebook o en su página web y le sigan o simplemente pasen a darle las gracias.

Les recuerdo que el grupo de Soy Nany Creativa está creciendo y me encantaría tambien tenerte por alli, así que te espero en el grupo si todavía no te has unido. 

Besos,



2 comentarios :

  1. Muchas gracias Paty y Susi por este post que ayuda mucho, a los padres o educadores a entender a los niños

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    1. Gracias a ti Kari por leernos, espero tenerte por aquí y que estés pendiente de las nuevas publicaciones. Un beso.

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