Hoy comenzamos con el primer artículo del año por parte de nuestra querida amiga y colaboradora Susi Grau.
Trae un valioso artículo, del cual nos habla de esa palabra que puede convertirse muy poderosa, tú puedes,me encantaría leas todo el artículo, te ayudará mucho a ti niñera, madre y sobre todo como ayudar a los niños de una forma positiva.
Cuando alguien confía en nosotros, nos sentimos arropados por esa confianza. Los temores se hacen pequeños, el entusiasmo crece. Sentimos que podemos pensar en soluciones, que se nos ocurren. Es como si fuéramos más inteligentes. La sensación de poder se hace grande, sentimos claramente fortaleza, impulso, alegría.
Solo con dos palabras: tú puedes.
Ahora imagina lo contrario: esto tú no puedes hacerlo.
¡Ay! Al escucharlo se nos cae el mundo encima. Dudas, temores, desasosiego, inquietud. Nos volvemos diminutos y el entorno se convierte en gigantesco. Nos desorientamos, ¿si no puedo entonces qué hago? Aparece tristeza, desesperanza, frustración, fracaso.
Solo con una frase: esto tú no puedes hacerlo.
¿Por qué las palabras son tan poderosas?
Porque las palabras configuran la Secuencia Emocional, que afirma que un Pensamiento, te lleva a un Sentimiento (coherente con el pensamiento), este sentimiento te lleva a una Acción (también coherente) y esta acción, te lleva a un Resultado, que es coherente también con lo demás.
De este modo, si pienso que Puedo, siento sentimientos que me ayudan a Poder (alegría, motivación, entusiasmo, claridad…). Si me siento así, sé lo que tengo que hacer y lo hago (porque se me han ocurrido soluciones, porque tengo capacidad para llevarlas a cabo) y entonces obtengo el resultado esperado, el que yo quiero.
El funcionamiento de la mente tiene muchas características, y una de ellas es que no distingue entre realidad y una representación de esa realidad (usamos la imaginación para crearla). Así que si pienso que puedo, y me siento capaz de hacerlo, y me imagino haciéndolo, mi mente cree que ya está hecho, y no supone salir de ninguna zona de confort, no es necesario el miedo (como protección al salir de la zona cómoda) y me resulta fácil conseguirlo.
Cuando somos mayores, ya hemos desarrollado lo que se llama diálogo interno, que es la manera cómo describimos para nosotros mismos lo que nos está pasando. Pero claro, esto comienza mucho antes, cuando éramos niños y niñas…
Tú, mi querida niñera, estás en una posición privilegiada con tus niños. Tú puedes ayudarles mucho si les hablas de manera positiva, si confías en ellos y se lo haces saber, porque estarás marcando un estilo de pensamiento positivo.
PREGUNTAS SOBRE EL DIÁLOGO INTERNO
1. ¿A qué edad se puede comenzar a trabajar con el diálogo interno de un niño? Realmente, desde que nace. La forma como tú le hables (y los demás adultos de su entorno) va a ser el modelo que copiará más adelante. Así que procura hablar en forma positiva (que es ver lo mejor de toda situación)
2. ¿Es complicado usar el diálogo interno con niños? Pues no. Requiere de lo mismo que cualquier actividad e interacción con él: atención, darte cuenta.
3. ¿Qué pasa si un niño no quiere hablar de lo que se dice a sí mismo (cuando ya es más mayorcito)? No pasa nada. Simplemente has de poner atención a lo que dice en voz alta mientras juega o actúa.
CINCO PASOS PARA ENSEÑAR A DIALOGAR INTERNAMENTE EN POSITIVO
PASO 1: OBSERVA CÓMO DIALOGAS TÚ INTERNAMENTE
El discurso interno, más o menos consciente, determina la percepción de lo que está pasando. Si una mujer tiene pensamientos constantes sobre la mala suerte que tiene, se enfoca en hechos futuros dolorosos o incluso catastróficos, se dice de forma persistente que no sabe/puede manejar su vida, está claro que incluso cuando le pasan cosas estupendas, se fija más en cuándo se le acabará la suerte, o que pasará si tal o cual cosa sucede. Este tipo de diálogo influye en las decisiones que se toman, en el tono emocional desde el cual dicha persona experimenta todo lo que vive.
Tenemos muchas voces internas y eso no significa que estemos locos, desde luego. Escúchate y responde: ¿tienes dentro de ti alguien que te aliente? ¿Alguien que siempre se queja? ¿Un pesimista? Toma consciencia de esas voces y de las palabras que usas. Comienza a cambiar en ti las palabras que te dices. Observa el cambio.
PASO 2: OBSERVA EL DIÁLOGO INTERIOR DEL NIÑO
Escucha atentamente lo que dice el niño, cuando habla solo en voz alta, cuando habla con otros niños, y cuando habla contigo. Si el niño ya tiene más de siete años, el diálogo ya se vuelve interno, ya no habla más en voz alta pero sigue haciéndolo en su cabeza. De modo que si tiene esta edad y decides ayudarle a que aprenda a hablarse de forma positiva, inventa algún juego para averiguar que se dice a sí mismo. Toma nota de sus palabras y frases. Por ejemplo: no puedo hacerlo, no es justo, tengo que (ser más bueno, menos tonto…), nadie quiere jugar conmigo, soy tonto, todo acaba mal haga lo que haga…
Toma nota también de las palabras positivas que usa. Escucha asimismo cómo le habla a otros niños, porque tendemos a hablar a otros tal y como hablamos por dentro de nosotros. También observa lo que hace. Si abandona enseguida las tareas del colegio, observa si va diciendo que es aburrido, o que no es justo, o no sé hacerlo…
PASO 3: INTRODUCE EL CONCEPTO DE DIÁLOGO CON UNO MISMO
La manera más eficaz es compartir la exploración de tu diálogo interior y sobre lo que has descubierto sobre el modo en que te afecta.
A un niño asustado puedes decirle: ¿Sabes, cuando era pequeño y me iba a dormir, solo me imagina monstruos debajo de la cama y me decía “y si ahora sale un monstruo y me toca el pie”? ¿A ti te pasa lo mismo, también imaginas cosas malas y te las vas diciendo?
Inventa juegos para crear la ocasión de dar ejemplo de diálogo interno positivo, usa tu imaginación.
PASO 4: SIRVE DE MODELO
Gran parte del diálogo que un niño entabla consigo mismo está basado en las palabras que ha escuchado decir a los adultos que le rodean. Frases como “eres un vago”, “se te va a caer el pelo”, quedan programadas en las voces interiores del niño y tienden a repetirse una y otra vez.
De manera que toma consciencia de las cosas que dices y transforma tus mensajes negativos en positivos. Habla con el niño de lo que tú misma estás pensando y dándote cuenta.
PASO 5: USA AFIRMACIONES POSITIVAS
Las afirmaciones positivas son uno de los programas más poderosos que podemos usar para cambiar nuestros pensamientos, nuestras reacciones y la imagen que tenemos de nosotros mismos.
Una afirmación es una frase que describe, que expresa, lo que queremos que sea, que ocurra. Como que la mente no reconoce entre realidad e imagen de esa realidad, una afirmación que expresa cómo queremos sentirnos, por ejemplo, hace que para la mente ya sea una realidad (aunque en el tiempo todavía no lo es)
Cuando me asusto lo que hago es respirar hondo y me calmo
Puedo aprender cualquier cosa
Me gusta hacer los deberes porque aprendo más
Al usar afirmaciones con el niño recuerda:
- Que reflejen metas e intereses del niño
- Que sean con las palabras del niño
- Que reflejen el “sí” de una afirmación (“no seas pesado” no es una afirmación es una negación, así que di ten más paciencia)
Prueba, observa, diviértete enseñando a vivir mejor.
Muchas gracias Susi, ha sido súper enriquecedor este artículo, me ha encantado.
Espero haya sido de gran ayuda para ustedes tambien, espero sus comentarios de que opinan sobre el artículo o en qué temas les podemos ayudar.
Pueden pasar a visitar a Susi en su facebook y en su página web.
Esto es todo por hoy, nos estamos leyendo en el próximo post.
Besos,
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